ME DIVIERTE mucho la cantidad de gente en Madrid que quiere eliminar las autonomías “por la multiplicación del gasto burocrático que suponen”. Lo he oído sobre todo a la derecha pero también a la izquierda. Si esta opinión la mantuviera un turolense, un gaditano o un cántabro, podría estar en parte de acuerdo, pero que la mantengan tantos madrileños es lo que me pone al borde de la carcajada, porque la razón principal del esplendor de Madrid es la burocracia y de ella procede el defecto principal de los madrileños, la red AMIGUETES CLUB que es el nudo y tabique de esta ciudad. La condición capitalina de Madrid hace que lluevan las oportunidades, lo mismo del aparato público que del privado, para quien está bien colocado socialmente, y esa es la causa de que el madrileño común sea un ser cómico por el supernúmero de amiguetes de que presume, amiguetes que-le-pueden-venir-bien cuando alguno alcance un puesto en el ayuntamiento X, el consulado F, la cadena de hoteles J o la multinacional W. Esto lo ve cualquiera que lleve unos meses en la ciudad, pero al parecer no es tan claro para muchos de los que han nacido aquí, que quieren acabar con las autonomías “para que dejen de chupar del bote”. ¡Qué fácil ven la paja burócrata de las autonomías los que no ven la viga de la capital, de la que ellos se benefician hasta hartarse!