DESCUBRO QUE ya Goethe se hab铆a dado cuenta de que el nombre de Napole贸n Bonaparte propend铆a al hero铆smo y la grandeza (a las canalladas y los genocidios, en idioma neorrabioso): que el tirano corso, el pobrecito, no tuvo m谩s remedio que dirigirse hacia lo que su propio nombre le insinuaba. Con el nombre de Napole贸n Bonaparte me pas贸 en la adolescencia lo mismo que con el Magno de Alejandro, el C茅sar de los emperadores romanos o el Gengis Kan de Temuy铆n: daba por hecho que era una dignidad o seud贸nimo buscado a posteriori; no me pod铆a creer que alguien tuviera ese trueno de nombre, como buscado adrede por un departamento de marketing. Y claro, cuando supe que era de verdad, no pude menos que pensar lo mismo que ahora descubro que tambi茅n pens贸 Goethe: una persona que se llama Napole贸n Bonaparte tiene que acabar comport谩ndose como Napole贸n Bonaparte.