LA DE terfs que hay, madre mía. No conocía el significado del término (Trans-Exclusionary Radical Feminist) hasta hace un año. Dicen las terfs con las que he hablado (con las que se puede hablar, me refiero) que no van contra mí, que incluso están a mi favor mientras no me opere y no invada los espacios exclusivos de la mujer, jajaja. Parece que ponen la zanja en la operación, pero quién soy yo para decirle a alguien que no se opere, si en muchos casos el no operarse te condena a ser una travelo mamarracha, papel con el que yo estoy a gusto por mi soledad crónica y mis condiciones de bufón, pero igual las demás no. Dicen las terfs que una persona que no nace mujer nunca será mujer; yo en cambio confío en los poderes superiores de la mente y del sentimiento. ¿Y qué valor tiene una vida donde no puedes transformarte, donde tienes que condenarte a ser siempre vasco, español, hombre, hetero o cristiano, en qué se diferencia esa vida de la que llevan las hormigas o las abejas? Amo todo lo trans. En cualquier sembrado. Ya podéis poner todas las vallas que queráis, que la gente curiosa y creativa siempre tratará de saltar al otro lado de la cerca.