OTRA DE las consecuencias de la falta de alquiler barato en España, de tanta importancia como las más visibles, es que impide el surgimiento del individualismo. La persona siempre vigilada, que vive con sus padres o comparte piso con otros, tiene complicado encontrar el tiempo suficiente para debatir consigo misma y formarse una personalidad propia. La que siempre tiene que compartir todo con otros, además, es una persona que se acostumbra al pacto, cuando no a la obediencia, y pierde el músculo de la justicia y la rebeldía. No soy enemiga de los pactos ni tampoco en todos los casos de la obediencia, pero los dos deben surgir en libertad para ser sanos; si en cambio surgen de una situación de necesidad u obligación, por fuerza tienen que derivar en conformismo, amargura o resignación.


SI A eso le sumas la tradición que arrastra España, que se opuso al momento más grande de la historia europea, cuando Lutero dijo a cada cristiano que no hiciera caso al Papa y se leyera la Biblia a solas, sacando sus propias conclusiones, con las consecuencias que se derivaron desde el punto de vista de la libertad de expresión, la tolerancia a lo distinto, el fomento de la lectura, la autonomía de la persona o las múltiples perspectivas de la verdad, se cierra el círculo sobre el fracaso del individualismo ibérico. España que persiguió la cultura y la ciencia, que solo disfrutó de una miniIlustración, que asistió a la proclamación de lemas sonrojantes como "Vivan las caenas", "Que inventen ellos" o "Muera la inteligencia"; España que nunca tuvo un anarquismo individualista, sino colectivista, y un liberalismo que nunca cuajó... ¿En serio sueñas todavía, Vanessa, con que surja el individualismo en este lugar creado por fanáticos, sostenido por curas, potenciado por patriotas, donde los últimos de sus ejemplares no pueden pasar ni diez minutos a solas en el retrete, construyéndose una personalidad, porque enseguida llaman a la puerta del baño sus compañeros de piso, que también quieren defecar?