LA REFUTACIÓN definitiva de la meritocracia capitalista se la formulé con 16 años a mi profesor de latín. Decía aquel profesor por enésima vez que el esfuerzo y la disciplina interior lo eran todo, que bastaba con esforzarse para triunfar, cuando yo le dije sin pensarlo mucho:

—Si todos le hiciéramos caso a usted, eso sería imposible, porque la sociedad actual siempre va a necesitar gente que no triunfe para que friegue los suelos, coloque ladrillos o trabaje de reponedor en Eroski.

El profesor se quedó unos segundos callado ante mi respuesta, y después me dijo:

—Da igual, porque sé que no vais a escucharme. Solo digo estas cosas por si alguno me hace caso.

Las filosofías del esfuerzo y la disciplina interior, por tanto, aplicadas a la sociedad de mercado, no están concebidas para que todos vivamos bien, sino para que unos vivan por encima y otros por debajo. No están destinadas a generar felicidad pública, sino a fomentar tu depredador. Este tipo de valores no generan sociedades sanas, sino sociedades ultracompetitivas que van a más locura, más enfermedad y más frustración en el momento en que todos hacen caso a mi profesor de latín. 

Tú te esfuerzas mucho y te disciplinas mucho, adquieres hábitos duraderos de trabajo y empujas al de al lado a hacer lo mismo, porque tendrá que hacerlo para no quedarse rezagado, de forma que todos nos vamos obligando los unos a los otros hasta que estos valores mediocres acaban enseñoreándose de la sociedad y pervertiéndola, pues el secreto del esfuerzo y la disciplina es la REPETICIÓN, consisten en algo tan robótico como repetir muchas veces el mismo ejercicio hasta volverlo hábito, son valores inferiores propios de hormigas, abejas o militares, que hacen retroceder los valores grandes, esto es, la sensibilidad, la inteligencia, la creación, la poesía, la belleza, el espíritu crítico, el sentido lúdico de la existencia, que se conservan mejor allí donde la pereza o la pasividad no son consideradas momentos baldíos, sino momentos tan esenciales en un ser humano como el trabajo o la actividad.