LA TRAGEDIA de nuestra 茅poca consiste en que el big-bang que estall贸 en 1789 se detuvo en 1980 (Thatcher + Reagan) y a partir de ah铆, con la ca铆da del bloque comunista, triunf贸 una interpretaci贸n tendenciosa que proclam贸 para siempre el fracaso de las sociedades ideales, conden贸 la pureza como responsable de holocaustos y denunci贸 la b煤squeda de absolutos como peligrosa. Todo el maravilloso trabajo forjado por lo mejor de las generaciones anteriores qued贸 inconcluso y dio paso a la mediocridad de hoy, donde hasta los mismos gobernantes, con el fin de no parecer iluminados que la propaganda capitalista asocia de inmediato con los gulags y las cartillas de racionamiento, solo predican horizontes cortos y hasta presumen de imperfecciones, hecho 煤nico en la historia del mundo, ¡como si la imposibilidad de alcanzar la perfecci贸n nos eximiera de intentar al menos acercarnos a ella! Este triunfo de la raz贸n mezquina y la filosof铆a palicorta ha generado pol铆ticos cobardes, ciudadanos cobardes y artistas cobardes. Ya no hay historias: hay historietas. Ya no se escriben obras: se publican libros. Ya no se cree en la gloria: se cree en el dinero.  ¡Y c贸mo no se iba a generar una sociedad de mentecatos si ya desde peque帽o se te advierte contra el so帽ar demasiado, el sentir demasiado, el desear demasiado, advertencias que son miserables porque ni los sue帽os ni los sentimientos ni los deseos son malos, sino la falta de conciencia!

—Entonces, Batania, a ti te gustan las sociedades perfectas que establecieron seres tan puros y perseguidores de absolutos como Hitler, Franco, Stalin, Mussolini, Pol Pot o Castro.
—No. Lo que digo es que tan puros fueron Buda, S贸crates, Cristo, San Francisco de As铆s, Wollstonecraft, Gandhi o Luther King, figuras que tambi茅n cre铆an en absolutos y so帽aban con sociedades ideales, y no por ello esclavizaron a su poblaci贸n, ni crearon gulags, ni montaron c谩maras de gas.