ME HALLABA esta tarde esperando la comida en un Kebab cuando me ha dado por mirar la televisión (en casa no tengo tele), donde emitían un reality de Cuatro, “Ven a cenar conmigo”, en el que he podido contemplar una vez más lo diferente que es un ser humano cuando se encuentra solo y cuando está en grupo. Los participantes de ese programa, cuando estaban reunidos, formaban un gallinero de voces discordantes, vanidosas y sobreactuadas, algo muy desagradable de contemplar, pero cuando iban a solas al confesionario y hablaban sin tener que competir con los demás eran todo lo contrario: parecían estupendas personas todas ellas, con toda la sensibilidad y empatía que no habían demostrado en grupo.
Vaya esto para los que dicen que el mundo actual nos lleva a un individualismo sin valores, como si la sola palabra individuo fuera el mal en sí. Pienso al contrario: lo que nos empuja hacia la sociedad es malo y lo que nos empuja a la soledad es bueno. Nos crecemos en la soledad. Nos hacemos más interesantes. Aprendemos a pensar.