NUNCA HE dicho que haya que erradicar la humildad de las sociedades, ojo. La humildad es una virtud esencial en el ser humano, pero deja de ser virtud cuando se utiliza en-contra-de: cuando se utiliza contra el innovador, contra el independiente, contra el que tiene deseos legítimos y va a por ellos.
Una sociedad donde solo haya ambición es pasto de los depredadores, pero una sociedad donde solo existan humildes se hunde en la arteriosclerosis. El mismo problema encuentro en el mucho que en el poco. Una sociedad sana debe ser un acordeón donde se pueda ser a veces mucho y a veces poco; donde se pueda alternar los momentos de rayo y momentos de calma: ¿habéis escuchado ese acordeón alguna vez en las sociedades hispánicas?
Lees a Tucídides, a Epicuro, a Virgilio, a Horacio, a Salustio, a Séneca, a Dante, a Hugo, a Joyce, a McCullers, a Plath, y te quedas alucinado: estos autores dicen con naturalidad que quieren trascender después de su muerte, que quieren que sus escritos pervivan siglos después de morir, ¡algunos dicen incluso que pervivirán, dan por segura su inmortalidad! Ello no les impide ser modestos o compasivos en otras partes de su obra, porque en ellos la vanidad no excluye momentos de autoflagelación también exagerada.
Igual que a veces uno debe llamarse a silencio, a discreción, a frugalidad, hay otras donde uno necesita acelerar y celebrarse a sí mismo. Una sociedad que no entienda que un artista necesita para respirar sus dosis de narcisismo, de egolatría, incluso de arrogancia, junto a sus momentos de clara humanidad despaciosa, es una sociedad de mierda. España es una sociedad de mierda, las sociedades hispánicas una mierda, vascos y catalanes otro montón de mierda, letrinas donde triunfa la humildad a full, la humildad de la mala, la que agrede al activo, al soñador, al que quiere comerse todo el chocolate blanco de la vida.
Hay que leerme a mí, que no sucumbo ni sucumbiré jamás ante este tipo de insectos. A mí, que ya les odiaba cuando estaba en la tripa de mi madre. ¿Cómo? ¿Que no sabes odiar a la gente que te castra los sueños, a las sociedades que te ciegan las emociones más básicas, a los países donde se les corta los pies a los que vivimos con la cabeza en las estrellas?
Léeme. Yo te enseño.